Mis historias

31 marzo, 2013

Se apagó.


"Poco a poco, me decidí a desaparecer de sus vidas. Poco a poco decidí marchar sin dejar rastro. No podía seguir así.

Mentiras tras mentiras. Dolor que nadie más sabía que yo sentía. Heridas que me destrozaban por dentro.
Poco a poco mi mirada se apagaba, se consumía. El alma se rompía. Sin querer seguir adelante. Sin querer marchar solo de lugar. Mi alma quería desaparecer. Mi corazón quería dejar de luchar, dejar de latir. Mi mirada no dejaba de soltar lágrima tras lágrima.
Cada paso que daba más me dolía todo, cada ilusión, cada mentira..., todo.
Pensaba que iba a poder con lo que estaba sucediendo, pero no. Era demasiado el dolor que había en mi interior.
Por eso, dejé de luchar, dejé de sentir. Me dejé caer. Ahí me desplomé. En el suelo, perdida, lejos de todos. Sin dejar huella.
Dejé que mi corazón se fuese parando. Deje que mi alma fuese libre. Lentamente me iba  desvaneciendo. En mi mirada ya no quedaba esa llama de luchadora, en mi mirada no quedaba nada. En mí no quedaba nada.
Mi mirada se apagó. Mi alma se esfumó. Y mi cuerpo allí se quedó. Consumiéndose. Esperando a que alguien lo encontrase, esperando a que alguien lo echase de menos, si es que alguien lo haría.
Se había terminado la vida, se había terminado sonreír, sentir, querer... Pero sobre todo, se terminó sufrir."

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