Mis historias

30 julio, 2013

Faltaban fuerzas.

Y allí estaba yo, tirada en mi cama. Con miles de historias en la mente. Con miles de sentimientos. Con tantas ganas de salir afuera y querer ser feliz..., pero algo me faltaba. No sabía qué era exactamente.
Quise coger fuerzas y me fallaron. Me falló mi espíritu de vida. Fue como si en el momento que quise levantarme alguien me arrancase el alma. Fue como si alguien estuviese allí queriendo verme sufrir.
Lo intenté de nuevo, y me caí. Me caí al suelo. Estaba rota por dentro. Era la primera vez que mi sonrisa se rompía de tal forma, la primera que mis ojos se ahogaban entre tantas lágrimas. Era la primera vez que me faltó mi fuerza.
No lo entendía. ¿Qué me estaba pasando?
De repente notaba como se me nublaba la vista, como me costaba más respirar. Notaba que me daban mil pinchazos en el pecho. Y escuchaba voces, voces que no tenía la menor idea de donde provenían... Estaba sola. ¿De quién eran esas voces?
Me estaba muriendo. Muriendo porque me faltaba algo dentro. Alguien cerca. Me estaba muriendo y no podía impedirlo.
Si ya no tenía fuerzas, no quise ni luchar. Ni gritar. Sólo me digné a esperar, a sufrir. A esperar a que mi corazón dejase de latir.

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