Mis historias

18 junio, 2013

Perdiendo el rumbo.

"Eché a correr, había perdido mi rumbo. No tenía ni la menor idea de donde me encontraba, tenía la sensación de que andaba a vueltas. Estaba completamente perdida. El cielo estaba oscuro, podía ver miles de estrellas, la única luz que había era la que reflejaba la luna. Se veía perfecta. Era lo único que me daba seguridad, aunque al mismo tiempo me hacía sentir pequeña.
¿Qué iba a hacer ahora? ¿Seguir corriendo? ¿Escapar de lo que no veía? ¿Gritar?
Cada paso que daba, me hacía perder la memoria, poco a poco no recordaba nada. No recordaba porqué estaba corriendo sin sentido, no recordaba dónde vivía, no recordaba porqué escapaba, ni de quién. No recordaba apenas nada. Solo recordaba que tenía miedo y que quien me perseguía iba a llegar a mí. ¿Pero que era?
Me decidí a quedarme quieta, no quería perder la memoria, la poca me quedaba. Tenía miedo a seguir y tener una mente sin recuerdos, una página en blanco. Así podría empezar de cero, pero no lo quería, aunque estaba a punto.
Allí me quedé, perdida en aquel lugar. Sentada en el suelo, bajo la luz de la luna, que era mi única compañía. Una fuerte brisa comenzó a mover las ramas de los árboles, las nubes comenzaron a tapar las estrellas y poco a poco a tapar la luna. Me sentí desprotegida, el miedo se apoderaba más de mí.
¿Debía seguir huyendo? Me daba todo igual, no quise escapar. Lo que fuese a pasar, que pasase.
Me levanté. Y comencé a gritar:
- No tengo miedo. Quien quiera a venir a por mí, que lo haga, aquí me tiene. Le pongo fin al juego.
Pero nada. Allí no llegó nadie. La oscuridad invadió el lugar. El frío me recorrió todo el cuerpo. Y el miedo aumentaba. No entendía nada. Al final, quise avanzar, pero al dar un simple paso, me desmayé.
Aquello que me perseguía era la soledad, agarrada de la muerte.
Me quedé sola, completamente sola. Y entonces la muerte me llevó con ella."

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