Mis historias

16 mayo, 2013

Una mirada que mató.

"Adoraba la oscuridad, sus ojos no eran como los de una persona normal. Ella, ella era diferente. Ella podía ver más allá de una simple mirada, ella podía notar la presencia de quien nadie podía hacerlo. Ella podía ver a quien nadie veía. Ella era diferente, pero eso le llegaba a dar miedo. No sabía nunca cómo actuar realmente, no sabía cómo ser, ni dónde refugiarse cuando necesitaba ayuda. Porque al ser diferente tenía miedo de equivocarse y perder lo que apreciaba en su vida, de perder a esas personas que tanto quería.
Su vida aparentaba ser como una vida normal. Hasta un día, que no era suficiente todo lo suyo, que se encontró con alguien de vuelta a casa que le cambiaría más la vida. Era un chico, su rostro le resultaba familiar y al cruzar las miradas algo se activó, ese chico no era como los demás. Su mirada escondía algo, algo le decía que ese chico no era como los demás.
Ella, tímida, no se atrevió a acercarse a él y preguntarle. Sin pensarlo, siguió su camino, llegó a casa, se encerró en su habitación y comenzó a hablar, como si alguien estuviera a su lado, como si alguien le fuese a dar información sobre él. Se quedó dormida con tanto pensamiento. Algo le decía que tenía que conocer a ese chico. 
Al día siguiente se volvió a cruzar con él, pensó en acercarse y presentarse, pero no tuvo el valor suficiente. Estaba casi llegando a casa, cuando entonces él, que iba a pocos pasos detrás de ella, aceleró, le tocó el hombro y le comenzó a hablar. En el momento que él rozó su mano en el hombro, ella notó un inmenso escalofrío. No pudo soportarlo. Se giró, le vio de nuevo a sus ojos y entonces se desmayó. Él era su perdición... Aquel chico la había matado en el momento que sus miradas se cruzaron frente a frente. Ella debía morir, y él había venido a por ella..."

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