Mis historias

05 mayo, 2013

"La muerte me apretó la mano."

"Y es que siempre igual, pasase lo que pasase, hiciese lo que hiciese, nada me salía como yo quería. Siempre la misma historia, el mismo final. Era como un principio del jaque, que se terminaba con un mate. Siempre.
Un simple juego, en el que por guardar la partida errónea, perdía todo, todo. Incluso la vida. Era ese simple juego llamado amor, del que me enamoraba del que no debía, del que una vez más, conocía el final. Llegaría ella, y sin quererlo, me lo arrancaría de las manos. Quizás era eso, tantas caídas, tantos golpes, me hicieron sentir menos dolor, me hicieron disimular todo. Quizás fuese eso, que estaba demasiado acostumbrada a no querer luchar contra ella, y a dejar que la felicidad de los demás esté por delante de la mía.
Pero un día, por querer escapar de todo, por querer encontrar un lugar donde ya no tuviese más errores, más fallos, más caídas... Corrí tanto, que pude notar como alguien me apretaba la mano, como entonces mi cuerpo sufría un shock, como un tremendo escalofrío me recorrió cada detalle de todo mi cuerpo. Algo me había pasado, sí. La muerte me había apretado la mano, para decirme al oído que a partir de ahora nadie se dignaría a quitarme lo mío, que a partir de ahora nadie me haría más daño y sobre todo, que a partir de ahora no iba a sentir nada. Porque ya no era persona. Ya no existía."

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