Mis historias

12 marzo, 2013

Desaparecer.


"Me tiré en cama, con los ojos llorosos, intentando no pensar en nada. Intentando no recordar, intentando no mortificarme por mis errores, que eran múltiples. No sabía cómo seguir hacia adelante con todo lo que estaba pasando. Era demasiado sentimiento junto, era demasiada tensión encima, demasiada presión. Y sobre todo, demasiado miedo a hacer algo mal, a fallar, a perder...
Las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos, no podía seguir.
Le pedí a mi corazón que dejase de latir, que parase, que ya no tenía que seguir ahí. Que ya no me salían las cosas como quería. No era más que un juego y yo quería darle al game over, pero mi corazón no me respondía como yo quería. Todo lo contrario, el corazón se me aceleraba, la mente me traicionaba.
No me quedó otra cosa mejor que dejar huella en mi cuerpo. No me quedaba otra que acercarme yo misma a la muerte, sin tenerle miedo. Comencé a jugar con mi piel, la sangre comenzaba a abundar. Mi cama comenzaba a estar empapada de sudor en frío, de lágrimas, de sangre, pero yo estaba mejor.
Estaba dejando mis problemas a un lado, por una vez, no le tenía miedo a lo que me pasase. Y entonces, cerré los ojos y noté como mi corazón comenzaba a hacerme caso, a pararse, los latidos eran menos, mis pensamientos desaparecían... Lo único que quedaba en mí eran los mismos sentimientos que habían acabado de nacer días atrás, pero que debían morirse conmigo. Todo era un error, sabía que iba a fallar, por eso les puse un final.
Era ella o yo, y decidí que la felicidad debía llegarle a ella y no a mí. Para mí elegí la palabra -DESAPARECER-"

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